¿Frenillo Lingual (Anquiloglosia) ?
El frenillo sublingual o membrana que sujeta la lengua por la línea
media de la parte inferior. Se trata de un resto embriológico que debería
desaparecer en la semana 12 de gestación pero que por motivos genéticos o
ambientales no lo hace, pudiendo limitar el amamantamiento. Cuando este
frenillo es corto y limitante se conoce como anquiloglosia (AG), que consiste
en un defecto congénito que se produce en un 4-10% de los recién nacidos y que
puede suponer una limitación para el adecuado establecimiento de la lactancia
materna ya que fundamentalmente va a limitar la elevación de la lengua,
movimiento necesario para la extracción de la leche. La presencia de AG va a
triplicar el riesgo de destete durante la primera semana de vida. La AG es tres
veces más frecuente en varones y tiene asociación familiar (se ha descrito la
mutación en gen TBX22)
Un frenillo sublingual corto puede dar problemas de
movilidad en la lengua, que a su vez pueden llegar a provocar dificultades en
la lactancia. Cuando el frenillo limita los movimientos de la lengua, entonces
se conoce como anquiloglosia. En 2013 se hizo un estudio bien interesante de
prevalencia de la anquiloglosia y se llegó a la conclusión de que entre el
10-15% de la población tiene problemas con el frenillo, así que es algo que hay
que tener muy en cuenta.
¿Qué problemas puede dar un frenillo corto?
Las personas con frenillos limitantes pueden tener problemas
para hablar (sobre todo en la pronunciación de la R), mal oclusión dental,
respiración bucal, paladar ojival, dificultades para chupar o besar, cefaleas,
apnea del sueño, etc. Son problemas que se arrastran toda la vida y por eso,
hay personas que deciden intervenir su frenillo incluso en la edad adulta,
mejorando mucho su salud (e incluso cambiando la estructura de su cara después
de la intervención).
¿Por qué es tan importante la lengua en la lactancia?
La lengua necesita acanalar el pecho (lo coge con forma de
canal o surco) para realizar unos movimientos peristálticos que consiguen
extraer correctamente la lengua gracias a la presión negativa que se genera
dentro de la cavidad oral del niño. Estos movimientos son los que drenan el
pecho sin esfuerzo por parte del bebé y permiten que la leche fluya. Cuando los
movimientos de la lengua están limitados, el bebé no puede sujetar bien el
pezón ni realizar correctamente la perístasis necesaria y por eso debe
«compensar» esta deficiencia con los labios, apretando la mandíbula y haciendo
diversos «movimientos compensatorios»
Esta compensación puede tener varias consecuencias:
1.
Callo de succión visible (callo que se forma en
la boca del bebé, se cae y se forma de nuevo) Pezón con forma de pintalabios
tras la toma.
2.
Grietas y dolor al amamantar
3.
Obstrucciones, mastitis o abscesos.
4.
Tomas eternas (bebés que nunca se sueltan del
pecho).
5.
Problemas de peso en el bebé (bebé que no gana
peso porque no consigue sacar toda la leche que necesita).
6.
Bebé que llora mucho, que no se sacia nunca y lo
pasa mal
Otros problemas que puede ocasionar
Problemas de articulación del lenguaje El efecto de la AG en
el habla no está bien definido. No impide la vocalización ni el retraso en el
inicio del habla. Los frenillos desde la punta de la lengua que impiden que la
lengua llegue a la encía superior son los que más probabilidad de significación
clínica tienen: rotacismo (dislalia en el fonema de la “r”), dificultad para
realizar sonidos sibilantes y linguales “t”, “d”, “z”, “s”, “th”, “n”, “l”.
Problemas mecánicos Debido fundamentalmente a una respiración oral:
- Dificultad higiene
oral (lamerse los labios, limpiarse restos de alimentos de los dientes con la lengua…).
- Enfermedad periodontal.
- Respiración bucal, paladar ojival y necesidad de
ortodoncia
- Disconfort local
- Otitis de repetición
- Caries dental
- Deglución atípica, mordida cruzada o abierta
- Dificultad tocar instrumento de viento, besar, chupar un
helado…
- Problemas sociales
Algunos expertos recomiendan la cirugía para cortar el
frenillo y resolver el problema de raíz, pero algunas familias sienten temor al
tener que meter en un quirófano a un bebé pequeño o simplemente prefieren
probar otras alternativas. Hay algunas cosas que se pueden hacer y que pueden
ayudar mucho a mejorar la experiencia de lactancia:
Posturas ventrales: postura a caballito, con la madre semi recostada
o incluso tumbada boca arriba. Es una postura que da un agarre muy profundo,
muy cómoda para el bebé y que ayuda muchísimo en estas situaciones.
Revisar bien el agarre al pecho: para conseguir que sea correcto
con la boca del bebé bien abierta. Provocar el agarre espontáneo: este tipo de
agarre suele funcionar muy bien porque es el bebé el que lo dirige. Cuanto más
pequeño sea el bebé más fácil es de lograr. Compresión mamaria: se trata de
ayudar al bebé haciendo movimientos similares a la extracción del pecho
mientras el bebé está mamando. Sirve para acortar las tomas, hacerlas más
efectivas y ayuda mucho en bebés que se cansan mucho o tienen problemas de
peso. Usar pezoneras: algunas madres mejoran con el uso de pezoneras cuando tenemos
frenillos muy limitantes.