martes, 27 de julio de 2021

 



          ¿Frenillo Lingual (Anquiloglosia) ?

El frenillo sublingual  o membrana que sujeta la lengua por la línea media de la parte inferior. Se trata de un resto embriológico que debería desaparecer en la semana 12 de gestación pero que por motivos genéticos o ambientales no lo hace, pudiendo limitar el amamantamiento. Cuando este frenillo es corto y limitante se conoce como anquiloglosia (AG), que consiste en un defecto congénito que se produce en un 4-10% de los recién nacidos y que puede suponer una limitación para el adecuado establecimiento de la lactancia materna ya que fundamentalmente va a limitar la elevación de la lengua, movimiento necesario para la extracción de la leche. La presencia de AG va a triplicar el riesgo de destete durante la primera semana de vida. La AG es tres veces más frecuente en varones y tiene asociación familiar (se ha descrito la mutación en gen TBX22)

Un frenillo sublingual corto puede dar problemas de movilidad en la lengua, que a su vez pueden llegar a provocar dificultades en la lactancia. Cuando el frenillo limita los movimientos de la lengua, entonces se conoce como anquiloglosia. En 2013 se hizo un estudio bien interesante de prevalencia de la anquiloglosia y se llegó a la conclusión de que entre el 10-15% de la población tiene problemas con el frenillo, así que es algo que hay que tener muy en cuenta.

¿Qué problemas puede dar un frenillo corto?

Las personas con frenillos limitantes pueden tener problemas para hablar (sobre todo en la pronunciación de la R), mal oclusión dental, respiración bucal, paladar ojival, dificultades para chupar o besar, cefaleas, apnea del sueño, etc. Son problemas que se arrastran toda la vida y por eso, hay personas que deciden intervenir su frenillo incluso en la edad adulta, mejorando mucho su salud (e incluso cambiando la estructura de su cara después de la intervención).

¿Por qué es tan importante la lengua en la lactancia?

La lengua necesita acanalar el pecho (lo coge con forma de canal o surco) para realizar unos movimientos peristálticos que consiguen extraer correctamente la lengua gracias a la presión negativa que se genera dentro de la cavidad oral del niño. Estos movimientos son los que drenan el pecho sin esfuerzo por parte del bebé y permiten que la leche fluya. Cuando los movimientos de la lengua están limitados, el bebé no puede sujetar bien el pezón ni realizar correctamente la perístasis necesaria y por eso debe «compensar» esta deficiencia con los labios, apretando la mandíbula y haciendo diversos «movimientos compensatorios»

Esta compensación puede tener varias consecuencias:

1.       Callo de succión visible (callo que se forma en la boca del bebé, se cae y se forma de nuevo) Pezón con forma de pintalabios tras la toma.

2.       Grietas y dolor al amamantar

3.       Obstrucciones, mastitis o abscesos.

4.       Tomas eternas (bebés que nunca se sueltan del pecho).

5.       Problemas de peso en el bebé (bebé que no gana peso porque no consigue sacar toda la leche que necesita).

6.       Bebé que llora mucho, que no se sacia nunca y lo pasa mal


Otros problemas que puede ocasionar

Problemas de articulación del lenguaje El efecto de la AG en el habla no está bien definido. No impide la vocalización ni el retraso en el inicio del habla. Los frenillos desde la punta de la lengua que impiden que la lengua llegue a la encía superior son los que más probabilidad de significación clínica tienen: rotacismo (dislalia en el fonema de la “r”), dificultad para realizar sonidos sibilantes y linguales “t”, “d”, “z”, “s”, “th”, “n”, “l”.

Problemas mecánicos Debido fundamentalmente a una respiración oral:


 - Dificultad higiene oral (lamerse los labios, limpiarse restos de alimentos de los dientes con la lengua…).

- Enfermedad periodontal.

- Respiración bucal, paladar ojival y necesidad de ortodoncia

- Disconfort local

- Otitis de repetición

- Caries dental

- Deglución atípica, mordida cruzada o abierta

- Dificultad tocar instrumento de viento, besar, chupar un helado…

- Problemas sociales

 

Algunos expertos recomiendan la cirugía para cortar el frenillo y resolver el problema de raíz, pero algunas familias sienten temor al tener que meter en un quirófano a un bebé pequeño o simplemente prefieren probar otras alternativas. Hay algunas cosas que se pueden hacer y que pueden ayudar mucho a mejorar la experiencia de lactancia:

Posturas ventrales: postura a caballito, con la madre semi recostada o incluso tumbada boca arriba. Es una postura que da un agarre muy profundo, muy cómoda para el bebé y que ayuda muchísimo en estas situaciones.

Revisar bien el agarre al pecho: para conseguir que sea correcto con la boca del bebé bien abierta. Provocar el agarre espontáneo: este tipo de agarre suele funcionar muy bien porque es el bebé el que lo dirige. Cuanto más pequeño sea el bebé más fácil es de lograr. Compresión mamaria: se trata de ayudar al bebé haciendo movimientos similares a la extracción del pecho mientras el bebé está mamando. Sirve para acortar las tomas, hacerlas más efectivas y ayuda mucho en bebés que se cansan mucho o tienen problemas de peso. Usar pezoneras: algunas madres mejoran con el uso de pezoneras cuando tenemos frenillos muy limitantes.


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