Disquecia Infantil
La disquecia infantil es una es una dificultad para defecar que se da por falta coordinación y control de los músculos que participan en el proceso fisiológico de lo que es la defecación. Esto se debe a que los lactantes aún no han desarrollado el reflejo de la defecación.
Se acompaña de episodios de llanto, gritos, nerviosismo y enrojecimiento facial, algo que hace que los padres se preocupen bastante y se pongan nerviosos.
Cabe destacar que el llanto es la forma de comunicación que tienen los recién nacidos para mostrar su malestar. Muchas veces este llanto es inconsolable, produciendo en los padres un importante estado de ansiedad. En este sentido, los padres deben estar tranquilos, para intentar calmar al bebe.
La disquecia infantil es una patología benigna, que en algunos casos se puede confundir con el estreñimiento, ya que estos dos son muy parecidos, pero en la disquecia, aunque las heces del paciente sean blandas tiene dificultad para expulsarlas, esto da como resultado de un sistema inmaduro del lactante o por una falta de coordinación entre el incremento de la presión intraabdominal y la relajación del suelo pélvico .
Los síntomas en esta enfermedad suelen empezar en los primeros meses de vida, pero se dice que se resuelven espontáneamente en aproximadamente 3-4 semanas. Entre los síntomas que puede presentar un paciente con disquecia infantil está el llanto, gritos, esfuerzo y enrojecimiento facial por varios minutos y que intenta defecar varias veces al día. Para el diagnóstico de esta enfermedad el paciente debe de cumplir ciertos criterios en pacientes menores de 9 meses, los criterios son los siguientes, el primero es por lo menos 10 minutos de esfuerzo y llanto antes de la defecación (independiente si fue exitosa o no) y el segundo criterio es no tener otros problemas de salud .
El tratamiento para esta enfermedad consta en primero que todo hacerle entender a los papás o cuidadores del paciente que no necesita de ninguna intervención y luego se les debe de decir a los papás que deben estimular al bebé a defecar y que a este se le facilite, ya sea ayudándole a flexionar las piernas cuando intente defecar o también hacer un masaje abdominal suave; y también se les debe de sugerir el uso de laxantes para hacer más fácil la expulsión de las heces.
Ponerle al pecho para intentar que se calme
Si conseguimos que el bebé se tranquilice, se relajará y su esfínter anal tenderá a abrirse, y así podrá expulsar las heces y gases. Una vez que el recién nacido ha evacuado, estará definitivamente más tranquilo. Y es que, el llanto y el malestar del bebé cesará cuando efectivamente, haya expulsado las heces y los gases.
Doblarle las piernas encima de su tripita
De esta manera, conseguiremos aumentar la presión sobre el esfínter anal, y lograremos que, poco a poco, vayan saliendo los gases.
- Calmar la zona del abdomen
Poner calor local en el abdomen del recién nacido (bien con una prenda de ropa recién planchada, siempre con la precaución de no quemarle. No usar nunca mantas eléctricas)
No caigas en la tentación de “ayudarlo” estimulándolo con un termómetro. Será, a la larga, contraproducente porque se acostumbrará a esperar la estimulación para ir al baño.
Fuente:
Blesa Baviera LC (2017) Trastornos digestivos funcionales pediátricos. Criterios Roma IV. En: AEPap (ed.) Curso de Actualización Pediatría 2017. Madrid: Lúa Ediciones pp: 99-114.
Velasco Benítez CA, Saps M, Chanís R, Játiva E, Mejía M, et al. (2018) Desórdenes gastrointestinales funcionales en lactantes y preescolares latinoamericanos. Grupo de trabajo de la Sociedad Latinoamericana de gastroenterología, hepatología y Nutrición
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